In Memoriam : Macarena Baráibar
De Miguel Arteche, chileno, Premio Nacional de Literatura 1996
No conocí a Macarena. Sólo sé que fue una promesa del ajedrez, y que
alguna vez ganó no sé cual torneo oficial del ajedrez chileno. La conocí más
bien a través del maestro René Letelier, quien tuvo el propósito de incluir en alguno de sus libros, la
canción que su amigo Miguel Arteche le dedicó después de su muerte; porque ella murió en un parto prematuro a la edad de 22 años. Era una
muchacha hermosa y cristalina. Nació el 26 de octubre de 1961 y vivió hasta el
27 de enero de 1982. Pereció de repente – de muerte injusta – como espora aventada
por una brisa estival, y el poeta la abrigó con su espíritu después de muerta. Tal
vez la divisé alguna vez jugando en el club Chile. Sólo que en la década del
ochenta yo casi no frecuentaba sus salones.
Llueve sobre el verano del tablero
En blanco y negro
llueve sobre ti.
Nadie controla tu reloj
; te espero para jugar allí.
¿Tú mueves o yo muevo?
Quién lo sabe.
Quién sabe si allá
juega o juega aquí.
De pronto tu tablero es
una nave
Que te lleva y nos
lleva hacia el jardín,
Hacia un jardín remoto
de caballos
que inmóviles nos
miran, y a un alfil
que ,negro lanza rayos,
rayos, rayos,
y hace mil años que
está de perfil.
Hacia un jardín remoto
de tres torres
donde una dama blanca
va hacia ti,
te llama a ti, y tú
hacia ella corres
y no hay en ella fin.
Donde un peón ha roto
ya los sellos
y te ciñe las sienes de
marfil,
y un rey recoge ahora
tus cabellos
para cubrir con ellos
su país.
Hacia un jardín remoto
al mediodía
donde el agua se tiende
en su dormir
y ya no hay sed y nunca
hay todavía
y hay un árbol de sol
en el jardín.
Sólo que tú no estás. Y
está la luna
cayendo
interminablemente en el jardín
sobre las soledades de
una cuna.
Y hay olor de silencio
y de partir.